Wrapped in the blanket,
about to fall asleep,
I heard you call out to me
in a child’s voice.
It was the same voice
you used to tease us with
when we were children
and you were happy at home,
and you dressed in a basket
and a shepherd’s hat
to make us laugh.
I opened my eyes and saw
behind the blinds the elf
who spoke to me with your voice.
He did juggler’s pirouettes,
hung from the fire extinguisher,
from the blades of the fan, and
jumped into the void, disappearing
through the bedroom door
into the light of the dining room.
Since then, I hear little noises
after midnight: something
small falls to the floor,
like the backing to an earring,
or I hear the blinds rustling
as if rocked by the wind,
or coffee drips from the espresso
machine in the kitchen….
Maybe you’ve been reborn
as a tiny elf,
the kind that lives hidden
in the closets of houses,
and you play pranks on me
when I’m falling sleep.
Maybe you do it
so I won’t forget you, or
because I didn’t cry for you
when you left.

Envuelta en la cobija,
a punto de dormirme,
oí que me llamabas
con voz de niño.
Era la misma voz
con que bromeabas
cuando éramos niñas
y eras feliz en casa
y te vestías con canasto
y sombreo de pastor
para hacernos reír.
Abrí los ojos y vi detrás
de las persianas al duende
que me hablaba con tu voz.
Hizo piruetas de malabarista,
se colgó del extintor de fuego,
de las aspas del ventilador,
saltó al vacío y desapareció
por la puerta del cuarto
en la luz del comedor.
Desde entonces oigo ruiditos
después de media noche:
algo pequeño cae al piso,
como una tuerca de arete,
o se oye el roce de la persiana,
como si la meciera el viento,
o gotea café de la máquina
de expreso en la cocina …
Tal vez has renacido
en un duende diminuto,
de los que viven ocultos
en los clósets de las casas
y me haces travesuras
cuando voy a dormirme.
Tal vez lo haces
para que no te olvide,
o porque no te lloré
cuando te fuiste.